El abandono de nuestro patrimonio genético ganadero (primera parte)

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Un grupo de ovejas trashumantes se desplaza entre dehesas por la provincia de León.Foto: Fundación Global Nature.

Un grupo de ovejas trashumantes se desplaza entre dehesas por la provincia de León.
Foto: Fundación Global Nature.

por Eduardo de Miguel

España alberga más del 25% de la Red Natura 2000 y la mayor biodiversidad de Europa Occidental. Los sistemas extensivos de explotación ganadera son uno de sus pilares. En nuestro país sobreviven las mejores poblaciones europeas de aves carroñeras gracias a que todavía existe ganado en el monte. La apertura de pastizales o el pastoreo en las dehesas permiten la alimentación de especies como el conejo o la perdiz, presas a su vez de otras tan amenazadas y características de nuestra fauna como son el águila imperial o el lince ibérico.

El pastoreo extensivo en las áreas arboladas previene incendios, gracias al aclareo y el control del crecimiento de la maleza que realiza el ganado, y crea un mosaico pastizal-bosque que ejerce de auténtico cortafuegos natural. El ganado también permite la redistribución de la fertilidad y la mejor incorporación de materia orgánica en los suelos ibéricos, en general fuertemente mineralizados y pobres en humus.

La máxima expresión de la ganadería extensiva la representa la trashumancia, que ha generado la singular red española de vías pecuarias (cañadas, cordeles y veredas), de más de 125.000 kilómetros y con una extensión de 400.000 hectáreas: un patrimonio único en Europa. Estos movimientos estacionales son necesarios para permitir la regeneración de los pastizales, al evitar sobrepastoreos estivales.

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