Adiós vacas locas, hola diclofenaco

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MuladarCabreton30Jun2012 185

Foto: Roberto Alfaro

por Álvaro Camiña

En el año 2000 dos acontecimientos diferentes marcan dos hitos en la conservación de los buitres del Viejo Mundo: la crisis de las “vacas locas”, por todos sabida, y la crisis del diclofenaco, no tan conocida, aunque se explica en pocas palabras: un fármaco anti-inflamatorio de uso veterinario producía un fallo renal agudo que acababa con la vida de un buitre en apenas unas horas.

En tan sólo dos décadas, los buitres en el subcontinente indio se redujeron en un 99%. Tan sólo una pequeña cantidad de diclofenaco en una carroña podía desencadenar la muerte de un elevado número de aves. La prohibición del fármaco en 2006 favoreció que el declive de las poblaciones de buitres asiáticos se detuviera e incluso comenzaran a recuperarse ligeramente.

La batalla en Europa se centraba por aquel entonces en permitir que los cadáveres ganaderos volvieran a estar disponibles para los buitres. Las autoridades desde un primer momento obligaban a su retirada y eliminación por medios más costosos como la incineración. Eran tiempos de directivas, decisiones y reglamentos sucesivos, de reales decretos y resoluciones que apenas permitían asimilar sus contenidos, de falta de coordinación en muchos casos entre servicios veterinarios y de biodiversidad, de control estricto de cada una de las cabezas de ganado y de imposición de seguros de retirada y destrucción. Tuvo que ser un tercera crisis, la económica, la gran solución para los buitres: Europa percibió la insostenibilidad de esa destrucción masiva de carroñas comparada con los servicios ecosistémicos a coste cero de las aves carroñeras.

Mientras tanto, sigilosamente y sin que nadie lo percibiera, el diclofenaco había iniciado su camino hasta su aprobación como fármaco veterinario en 2013 por el Gobierno español.  Pero no ha sido el único, ya que Italia y Eslovenia, posiblemente debido a estrategias empresariales –la empresa fabricante es italiana con sucursal en nuestro país– también lo comercializan.

Ninguno de esos gobiernos, incluido el nuestro, ha infringido sus respectivas leyes con esta aprobación. Sin embargo, llama la atención que un problema conocido y sobre el que existía abundante información contrastada de manera científica no se hubiese tenido en cuenta, especialmente en España, donde reside el 95% o más de las poblaciones europeas de buitres leonados, buitres negros, alimoches y quebrantahuesos.

Se abre así un nuevo frente en el sector conservacionista, donde grandes y pequeñas asociaciones deben colaborar de la mano y sin protagonismos una vez más. La aprobación de este producto como fármaco veterinario en Europa pone en entredicho el más potente de los argumentos esgrimidos por las organizaciones que trabajan en el subcontinente indio ante sus Gobiernos: que el diclofenaco no se había aprobado en nuestras latitudes. Pero tanto antes como ahora, los buitres siguen estando amparados por la Directiva de Aves de la Unión Europea y es deber de los gobiernos de los Estados miembros su conservación.

Autor: Álvaro Camiña es miembro del consejo asesor de Vulture Conservation Foundation, entidad integrada en la AFN.



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